Cecilia, vecina de General Daniel Cerri, se enfrentó a su propia enfermedad para ayudar en plena inundación.
“Me agarró una crisis de pánico, no se veía nada y el agua corría con mucha fuerza, no podíamos cruzar ni salir” explica destacando que su pánico paso a segundo plano cuando de asistir a sus vecinos se trató. “No se de donde saque tanta fuerza, fue dios, con mi marido dijimos vamos a hacer la olla con la carne, para nosotros fue algo bendecido” continua.
Sin dudarlo utilizó toda la mercadería del negocio familiar, una carnicería, para cocinar esa misma noche una comida caliente a las personas afectadas por la inundación. Gracias a su predisposición su hogar se convirtió en un punto de asistencia donde se recibían y entregaban donaciones. También, con vehículos propios, realizaron la compleja tarea de llevar elementos al sector quintas de Cerri, uno de los lugares más perjudicados.
“Todas las donaciones fueron gracias a conocidos y cuando vieron lo que hicimos acá en otros lugares empezaron a juntar cosas” detalla.
Actualmente las ciudades afectadas se encuentran en proceso de reconstrucción y los habitantes continúan limpiado sus hogares “todavía están conmocionados, tienen un recuerdo feo, algunas personas quieren irse de Cerri y tienen toda su vida acá, es dejar una parte de tu corazón atrás”.
En cuanto a su propia reflexión sobre lo ocurrido manifiesta “yo confié en dios y lo único que pensé fue en salir para poder hacer todo lo que hice por la gente”.
