El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó un informe demoledor sobre la situación social del país.
El relevamiento revela que el 47% de la población argentina enfrenta privaciones monetarias para cubrir necesidades básicas, un indicador que la institución denomina “estrés económico”.
El estudio introduce un indicador de cronicidad de la pobreza, que mide la proporción de personas que permanecen en esa condición de un año al otro.
Según los datos, alrededor del 30% de la población se mantiene en pobreza crónica, conformando un “núcleo duro” que no logra modificar su posición social independientemente del ciclo económico.
La situación es aún más grave en los estratos de muy bajos ingresos, donde la cronicidad trepa al 61%, y en hogares con niños, donde la pobreza alcanza al 48,8% y la indigencia al 9,2%.
El informe subraya la importancia de los programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar. Según simulaciones de la UCA, sin estas transferencias:
- La indigencia se duplicaría, pasando de 6,8% a 12,8%.
- La pobreza aumentaría un 20%, subiendo de 36,3% a 41,8%.
Los programas logran reducir la indigencia de manera más efectiva que la pobreza, pero la UCA advierte que, aunque son necesarios para amortiguar la emergencia, resultan insuficientes para revertir los problemas estructurales.
Diferencias por nivel socioeconómico
El análisis muestra una clara segmentación:
- NSE muy bajos: pobreza del 65,1%.
- Clase media: alrededor del 40% de la población.
- Sectores acomodados: cerca del 30%.
El alto nivel de “estrés económico” refleja un deterioro sostenido de las condiciones de vida, superando el piso histórico registrado hace más de una década.
