Bahía Blanca vive un hecho que aunque parezca exagerado decirlo, es histórico: después de más de 20 años de espera, quedó inaugurado el puente peatonal que une al barrio Evita con Villa Esperanza. Una obra que viene a saldar una deuda con dos barrios que durante décadas estuvieron separadas por el arroyo Napostá.
Con la presencia del intendente Federico Susbielles, se habilitó esta estructura que demandó una inversión municipal superior a los 227 millones de pesos, y que a partir de hoy garantiza seguridad y dignidad para cientos de familias.
“Este puente no es solo infraestructura: es seguridad para las familias, es movilidad para nuestros vecinos y vecinas, es inclusión y es dignidad”, expresó el jefe comunal, emocionado al compartir el momento junto a los vecinos. “Cada paso que se dé sobre este puente será también un recordatorio de lo que logramos cuando la gestión escucha y trabaja codo a codo con la comunidad. Seguimos construyendo una Bahía más justa, más segura y más conectada”.
La emoción también estuvo del lado de quienes más esperaron esta obra. Lorena Barrionuevo, vecina del barrio desde los cinco años, recordó: “Siempre estuvo igual, sin cambios de nada. Cuando invitamos al intendente a recorrer la zona le pedimos un puente, porque mucha gente lo necesitaba, sobre todo los chicos que incluso llegaron a caerse al agua. Hoy sentimos que este anhelo se hizo realidad”.
El nuevo puente, es una viga metálica de 22 metros de largo por 2 de ancho libre, con piso antideslizante y barandas de seguridad y fue ejecutado en 120 días. Más allá de sus características técnicas, su mayor valor está en lo que representa: la posibilidad de unir dos barrios.
Lo que hasta ayer era una necesidad postergada, hoy se convirtió en símbolo de unión, de escucha y de esperanza. Porque este puente no solo cruza un arroyo: también conecta vidas.


